El Estado desempeña un rol indispensable como actor clave en las dinámicas territoriales. Tanto sus acciones y omisiones se conciben como catalizadores e impulsores determinantes en los cambios que emergen en los territorios. Intervenciones urbanas, regulaciones, incentivos y políticas tributarias, proyectos, entre otras iniciativas, proporcionan a los actores del sector productivo, pautas claras que pueden propiciar, interrumpir o limitar el desarrollo territorial. En efecto, las omisiones estatales y las acciones directas específicamente en América Latina tienen una repercusión significativa; entre ellas, la presencia estatal y la falta de regulación han sido factores determinantes en diversas transformaciones y reconfiguraciones territoriales observadas.

En esta mesa temática, nos proponemos focalizar el análisis particularmente en América Latina, una región que, desde la década de los 90s, el Estado cambia su rol. Esto se debe a que en esta década la globalización entra en vigor con su etapa más álgida que fue la del neoliberalismo, en el cual se expande el mercado y se privatizan los servicios que antes estaban protegidos por un Estado benefactor y que ya no cumple con esa función si no con la de regulador (Torres et al., 2009).

En consecuencia, el papel del Estado en la economía ha experimentado transformaciones preponderantes, sin perder su rol protagónico en especial a nivel local, toda vez que en gran parte de los municipios se constituye el principal generador de empleo. A partir de las reconfiguraciones que se planteen se espera respondan a proyectos de infraestructura, el fomento de nuevas actividades económicas, la implementación de regulaciones, leyes o normas actualizadas, al igual que innovaciones en la gestión pública, y políticas públicas en colaboración con las comunidades, o en respuesta a la ausencia estatal frente a los problemas del territorio.